Si bien el proceso de duelo es único y personal y cada doliente lo vive de una manera determinada, podemos distinguir cinco etapas en las que la persona experimentará una montaña rusa de emociones.
Estas cinco etapas: (Elizabeth Kübel- Ross, 1926- 2004) negación, ira, negociación, depresión y aceptación son parte del proceso de duelo, nos ayudan a identificar nuestros sentimientos y adquirir nuevas herramientas para afrontar lo que nos está sucediendo. Durante el mismo es primordial el acompañamiento de la familia y entorno para que la persona que está en duelo sienta que tiene un espacio seguro donde puede ser escuchada. Pero, ¿cómo podemos acompañar en cada una de las etapas?
El acompañamiento en la negación
La escucha y la comunicación abierta serán dos herramientas claves en el acompañamiento de esta etapa.
La negación se caracteriza por un estado inicial de shock que busca sobrellevar el impacto de esta noticia. Este mecanismo se irá diluyendo progresivamente para iniciar el proceso de curación. Durante esta etapa, es primordial que la familia brinde un espacio de comunicación abierto en donde la persona pueda expresar sus sentimientos sin temor. Siempre es mejor hablar abierta y honestamente sobre cómo te sientes mostrándote sincero y dispuesto a estar presente cuando la persona lo necesite. Exprésale claramente que estos sentimientos son normales y comprensibles por lo que estás dispuesto a acompañarlo en este camino de reconocimiento emocional sin recriminaciones. Una persona en duelo puede gritar, llorar durante horas, tener momentos de angustia y mucha falta de energía. Debes saber que estas reacciones son normales y que, por lo tanto, no debes juzgarlas así como tampoco presionar a la persona para que acelere su proceso de curación.
El acompañamiento en la ira
Durante esta etapa, la persona que está en proceso de duelo mostrará contestaciones y acciones que expresan una gran irritabilidad por lo que es importante que la familia y el entorno sean pacientes.
Este enfado con el mundo y con esta muerte puede extenderse a la familia, amistades e inclusive hacia la propia persona fallecida. Debajo de esta ira se encuentra el dolor y el profundo sentimiento de abandono. Es importante que tanto la familia como el entorno respeten este momento de rabia brindándole el espacio necesario para que puedan descargar su ira e impotencia por esta pérdida. Házle saber a la persona que está en duelo que está bien llorar o enfadarse sin sugerirle cómo debería sentirse. No intentes minimizar el dolor y la rabia en el que se ve envuelta ya que se trata de un sentimiento temporal que es necesario atravesar para progresar en el proceso de aceptación. Sé paciente frente a estas reacciones que expresan una mayor irritabilidad y que pueden causar tensión.
El acompañamiento en la negociación
En esta etapa, la familia y el entorno debe dejar que la persona que está en proceso de duelo se haga todas las preguntas que crea necesarias aún cuando percibimos el dolor que provocan sus respuestas.
En esta etapa se busca una tregua temporal para negociar el regreso de nuestro ser querido fallecido a cambio de diversas promesas que implican cambios de hábitos y pensamientos. Si bien es doloroso percibir cómo nuestro ser querido sufre diseñando diversas hipótesis sobre cómo hubiera podido evitar esta muerte es necesario que no intervengas en el proceso y dejes que experimente estos sentimientos y preguntas ya que lo acercarán cada vez más a la aceptación de la realidad de la pérdida. Las personas en duelo suelen relatar una y otra vez cómo ha sucedido esta muerte hasta en sus más mínimos detalles. Sé paciente frente a la repetición de esta historia ya que es una manera de aceptar progresivamente la muerte.
El acompañamiento en la depresión
Durante esta etapa es importante brindar un espacio en donde la persona que está en proceso de duelo pueda encontrarse con su dolor sin sentirse invadida por los demás.
Al dejar atrás los intentos de una negociación, la persona doliente comienza a centrar su mirada en el presente observando el gran vacío que ha dejado esta pérdida y encontrándose con un intenso dolor. Esta etapa depresiva no es un signo de enfermedad mental sino que se trata de una respuesta normal y temporal frente a una pérdida. Se preguntará una y otra vez si tiene algún sentido continuar sin él o ella.
No le sugieras que mire el lado positivo de esta pérdida y ten paciencia con sus respuestas y reacciones que expresarán una mayor irritabilidad e impotencia. Se trata de una etapa en la que busca expresar su dolor por lo que es importante que te muestres predispuesto a la escucha y contención aunque respetando también sus momentos de soledad.
El acompañamiento en la aceptación
Esta última etapa permite a la familia y al entorno acompañar y estimular el acercamiento de la persona que está en duelo hacia nuevas relaciones sociales y actividades.
En esta etapa, la persona doliente acepta la realidad de la pérdida física de su ser querido y busca readaptarse a un nuevo contexto en el que la persona fallecida ya no estará. No se trata de estar de acuerdo con esta muerte sino que se aprende a convivir con ella aceptando que la vida ya no volverá a ser como antes. En este caso, la familia y entorno de la persona que está en duelo deberán estimularla para que dedique un mayor tiempo en sus amistades y nuevas actividades. No debes presionar a la persona para que lo haga sino acompañarla cuando ella crea que ya es tiempo de invertir sus energías en otros ámbitos. No la fuerces para socializar o volver a trabajar si todavía no se siente preparada ya que esto sólo atrasaría el proceso de curación.
La clave en el acompañamiento de cada una de las etapas del duelo es respetar los sentimientos de la persona que está en proceso de duelo sin presionarla para que vaya transitando con la mayor calma posible.
Si estás acompañando a una persona que está en proceso de duelo y sientes que no tienes todas las herramientas y recursos, contacta conmigo y solicita tu primera consulta gratis. Comprobarás que existe una manera de afrontar el duelo respetuosa, calmada y transformadora mediante la cual podrás sentirte en paz con la muerte de tu ser querido o con aquello que has perdido en el camino.